Hacia una nueva racionalidad latinoamericana


Una sociedad cuya racionalidad económica está divorciada de la naturaleza y que además posea altos niveles de consumo, promete un futuro poco alentador para las posteriores generaciones, la depredación de los recursos naturales se intensifican en la medida que las grandes ciudades necesitan más energía. Las grandes metrópolis mundiales consumen en su mayoría energía no renovable, es decir, combustibles fósiles como el petróleo, carbón entre otros; las estadísticas dicen que en un futuro no muy lejano países europeos, asiáticos y también América del norte no podrán contar con este tipo de recursos debido a que cuentan con muy bajas cantidades de reservas. Los países latinoamericanos como Brasil, Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú, Argentina prometen una realidad muy distinta; inclusive encabezan las listas de países con las reservas más grandes de recursos naturales y combustibles fósiles como el petróleo, gas y agua dulce; condiciones que la colocan bajo la mirada perversa de los grandes consumidores que ponen en riesgo a la misma especie humana.


América latina deberá por el bien de todos los habitantes de la madre tierra, caminar hacia una nueva racionalidad ambiental desde todos los puntos de vistas, desde lo político-económico hasta lo social-cultural. La racionalidad ambiental consiste en la recuperación de los valores emocionales del ser humano ante la naturaleza y en la apuesta por una nueva economía ecológica. Para lograrlo será necesario sustituir los viejos modelos de producción capitalista y abrir paso a nuevos paradigmas de producción que ayuden a construir un mundo autosustentable. Se hace necesario crear un nuevo modelo de desarrollo que incluya el bienestar social y de la naturaleza, sólo si creamos nuevos hábitos, nuevas prácticas, nuevos modos de conocimiento para crear nuevos modos de productividad, se podrá generar bienestar social y una nueva racionalidad latinoamericana. Si se atiende a tiempo las nuevas exigencias del equilibrio ecológico y logramos tener una sociedad más integrada a la naturaleza entonces estamos hablando de una conciencia ecológica, de respeto a la diversidad cultural y de solidaridad generacional. Si los países de América latina quieren seguir siendo esperanza para la raza humana deberán administrar sus recursos naturales con una nueva conciencia ecológica; sólo así podrán considerarse pulmones por los que respira la madre tierra.




Prof. Samir Alarbid. M.Sc.
Universidad Católica Cecilio Acosta
salarbid@unica.edu.ve, Twitter oficial @samiralarbid

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