Escribo estas líneas
movido principalmente por mi compromiso social y por la convicción y apego a lo que reza la Carta Democrática
Interamericana “la educación es un medio eficaz para fomentar la conciencia
ciudadana y clave para el desarrollo…”. Merece la pena mencionar que en nuestra
carta magna la educación está consagrada como un derecho. La reflexión también
está inspirada por las innumerables problemáticas que vive y aqueja la
educación superior en el país. Venezuela, hoy más que nunca, anhela una transformación universitaria. A todo
aquel que se siente comprometido con la labor educativa, seguro le es difícil
ignorar tal realidad. Es fácil detectar el amplio deterioro de la calidad en la
formación de los nuevos profesionales, los niveles de decadencia van en aumento
y sus índices no tienden a descender; los neouniversitarios, en su mayoría con
una formación preuniversitaria precaria, acuden las instituciones llenos de
incertidumbres.
En medio de esta
situación difícil y compleja, la universidad venezolana deberá apostar a su
transformación y responder ante los desafíos sociales y las nuevas generaciones.
Tarea que no sólo corresponde a la comunidad académica venezolana y las
instituciones relacionadas, al aparato productivo empresarial, sino a la
sociedad en general; la cual deberá formar parte de un proyecto de Redención Nacional. La universidad como sociedad de conocimiento está comprometida con la
democracia y la libertad, pero también le corresponderá contribuir con el
desarrollo del talento humano, en la formación de nuevos liderazgos que
orienten los cambios políticos y sociales que vivimos y a su vez, aporten al desarrollo
social, cultural y económico de
Venezuela.
¿Cómo enfrentar desafíos
ante el desempleo, la pobreza, corrupción, inseguridad y la violencia? Inicialmente,
la comunidad académica tendrá que ajustar
el currículo y crear nuevos planteamientos pedagógicos a las características de los nuevos tiempos.
Las altas instituciones gerenciales (Ministerio de Educación) deberán asumir el
compromiso de la revalorización social de la educación y el reconocimiento del educador
como primer agente de la transformación educativa venezolana. El documento emanado
por el Núcleo de Vicerrectores Académicos de Venezuela en 2007, propone
trabajar las siguientes temáticas en los ejes del nuevo currículo: La excelencia
académica y el compromiso social, interacción con el entorno, cooperación
nacional e internacional, eficiencia administrativa de los recursos. Es una
empresa difícil pero no imposible, el área geográfica y los abundantes recursos naturales
nos favorecen. Si la universidad egresa profesionales con actitud y aptitud emprendedoras,
con mejor nivel de vida, seguridad y
bienestar, desarrollaremos modelos de producción verdaderamente sustentable ya que un ambiente sano es indispensable para el desarrollo integral del ser humano, lo
que contribuirá a la democracia y a la estabilidad política de nuestra sociedad
venezolana.
Por: Prof. Samir Alarbid. M.Sc.
Universidad Católica Cecilio Acosta
salarbid@unica.edu.ve, Cuenta
oficial Twitter: @samiralarbid http://www.samiralarbid.blogspot.com
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