Sobre la enseñanza filosófica y las sociedades democráticas actuales

Nuevamente me referiré desde la mirada crítica de la filosofía a una parte del tema político actual. Le corresponde el turno a los sistemas de gobierno y más específicamente al sistema de gobierno democrático. No se pretende en esta ocasión realizar una exposición sistemática sobre filosofía política, pero si se describirá de forma general el concepto fundamental sobre la misma para que sirva de plataforma teórica a la compresión de lo que se pretende expresar en esta ocasión. La filosofía política es una disciplina de la filosofía general que se encarga del estudio de la teoría política, de sus principios y fines; analiza el fenómeno y la praxis política. Aristóteles define al hombre como un animal político capaz de organizarse socialmente a través de la participación ciudadana y constituirse en la llamada polis, en sociedad. El Filósofo en su obra sobre política afirma que existen tres formas “puras” de gobierno las cuales llama Monarquía, Aristocracia y Democracia; sin embrago, estas formas de gobierno deben estar sustentadas con principios sólidos y su bandera será la virtud de la Justicia. De no ser así, entonces, se irán corrompiendo o degradando. Ejemplo, a la falta de justicia el gobierno monárquico resultará tiránico, la aristocracia oligárquica y la democracia se transformará en oclocracia.

        En las sociedades actuales, el sistema de gobierno democrático es el más practicado del mundo. Históricamente el ideal democrático viene desplazando otros sistemas de gobierno, como lo son la monarquía y la aristocracia que se sostuvieron durante milenios. Cada vez, más ciudadanos se sublevan ante sistemas de gobierno de tinte dictatorial, caso como la llamada revolución democrática o primavera árabe. La crisis en Egipto, la guerra de Libia y la actual guerra civil en Siria son ejemplos contundentes. Muchos afirman que la democracia es el mejor sistema de gobierno pero, habría que analizar qué es democracia, cómo la estamos practicando y si la enseñanza de los principios filosóficos tendrían alguna incidencia en su práctica. 

          En las sociedades actuales las democracias son un gran reto para los demócratas, una vez que estos son elegidos por el demos, pueblo, deberán garantizar el bien común y la mayor suma de felicidad posible para los ciudadanos. Ejecutar la ley con verdadera justicia será uno de los desafíos más difícil de afrontar junto a la ambición de poder que de ello puede derivarse. Deberá evitar a toda costa la llamada oclocracia que se da cuando las riendas de la sociedad son tomadas por la muchedumbre, situación que tendrá como resultado la injustica, la anarquía y la impunidad.         

           No obstante, para nadie es un secreto que en muchos países la democracia apenas resiste las embestidas del comunismo o el capitalismo, sus dirigentes al parecer no tienen claro que cualquier práctica hegemónica es contraria a los principios democráticos. Hoy es un verdadero desafío construir una democracia fuerte, capaz de soportar diferentes corrientes de pensamiento que hacen vida en la praxis política. La justicia debe ser la virtud esencial de una sociedad democrática, si fallara este elemento esencial, entonces, reinará la barbarie, el caos. Es aquí donde la enseñanza de la filosofía puede dar su gran aporte.

          No queremos decir que sin filosofía no hay democracia porque sería un argumento muy genérico con conclusiones totalmente falsas, ni mucho menos inferir que el que no la estudie no va a ser un demócrata, sino que a la hora de elegir o dirigir tendrá las herramientas necesarias para hacerlo bien o al menos, razonablemente bien. Si se enseñan nociones elementales de filosofía en los diversos niveles de educación, estaremos formando ciudadanos capaces de comprender los principios esenciales de la vida política. La incidencia de la enseñanza de la filosofía, la podemos formular con las siguientes premisas: antes de obedecer o acatar cualquier lineamiento del estado hay que pensar, antes de elegir a la persona que gobernará y llevará las riendas del estado, hay que pensar y antes de pensar pues, hay que estudiar. Las principales aptitudes filosóficas son precisamente el pensamiento libre, crítico y autónomo; necesario para el óptimo desarrollo de la sociedad, la convivencia, la tolerancia y la capacidad de aceptación del otro. Sin estos principios, no habrá democracia real y se romperá el pacto social descrito en las constituciones de los países que se rigen por este sistema de gobierno. La reflexión crítica es necesaria para fortalecer esas democracias actuales que tienden a convertirse cada vez más, en lo que Aristóteles llamó la oclocracia.

            Cuando se estudia filosofía se conocen los orígenes de la política y con ella una diversidad de teorías propuestas por los diferentes filósofos que aportaron a esta importante área del conocimiento. Al entender el contexto histórico, económico y social en el que surgieron estaremos armados contra cualquier adoctrinamiento. Tales conocimientos funcionan como una especie de antídoto contra cualquier dogma político e ideológico que se nos quiera imponer. Democracia es igual a libertad de pensamiento y en ella convergen una pluralidad de posiciones. Necesitamos filosofía para luchar contra la intolerancia política, contra el discurso populista demagógico y favorecer la justicia social. Recordemos que mientras el saber nos libera, la ignorancia nos encadena haciéndonos, sin darnos cuenta, unos verdaderos prisioneros.  


Por: Samir Alarbid.
Universidad Católica Cecilio Acosta
Cuenta oficial Twitter: @samiralarbid

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