Si alguien me preguntara ¿para qué sirve la
filosofía? pues, para disfrutar, para descubrir, comprender y
transformar. La filosofía está al servicio de la humanidad, está al alcance de
todos. Es muy simple, como dicen por allí, ¡piensa mejor y vivirás mejor! En la
medida que estudio filosofía me descubro a mí mismo y digo: cuánto ignoro de la
realidad, mientras intento comprender el verdadero sentido de la vida.
Busco el sentido de lo
que hago bajo una perspectiva crítica, autónoma, intento transformar todo
aquello que para el común parece absurdo o tal vez efímero, pienso hasta lo
impensable. La filosofía está presente en todo y en todos, inclusive desde que
nacemos. Aristóteles, por ejemplo, decía, lo cito de memoria: «lo primero que todos deseamos es Saber». Los niños son los primeros filósofos
por antonomasia, de su capacidad de admiración deriva el cuestionamiento,
siempre preguntan el por qué de todas las cosas, frente a esas enigmáticas
preguntas, estoy seguro que, en la mayoría de las ocasiones no todos tienen la
respuesta adecuada. Hay filosofía en la ciencia, en el arte, en el cine, en la
música, en la poseía y en todas las cosas donde se conjugan la práctica y el
pensamiento reflexivo, hay filosofía en la vida entera. En la medida que
estudio filosofía soy más crítico, más libre y feliz.
No en vano decía el
viejo Cicerón: «Verdaderamente la filosofía es la medicina del alma», desde que
estudio filosofía puedo vislumbrar cosas que antes no podía ver, sólo fenómenos
era lo que, a duras penas, alcanzaban mis ¡débiles y engañosos sentidos! De
Sócrates heredemos la mayéutica, herramienta eficaz para aprehender lo que
somos y al mismo tiempo nos descubrirnos desde la interioridad, el filósofo
diría: «conócete a ti mismo». Es en el autoconocimiento donde encontraremos el
verdadero aprendizaje.
El
fin de la filosofía es la filosofía en sí misma, la filosofía no se subordina
ante las ciencias específicas, todo lo contrario, es la auxiliadora de las
ciencias particulares y en este sentido los estultos no podrán comprender
para qué sirve la filosofía. No es común que un filósofo reciba ofertas
laborales, al menos nunca he leído por allí: ¡se necesita un filósofo! Si
buscas su «util-idad» desde la mirada del utilitarismo, entonces; volverás a preguntarme: ¿para
qué sirve la filosofía? Y clamaré: ¡oh he
lanzado al vacío, a la nada, todas estas palabras!, pero si por el contrario, alguno de mis lectores ha descubierto la esencia en las ideas aquí expuestas, entonces, le diré: quien reposa en los
anchos regazos de la filosofía, podrá recitar con Nietzsche:
“Vosotros miráis a lo
alto, a la elevación. Y yo miro hacia abajo porque ya estoy en lo alto. ¿Quién
de vosotros puede al mismo tiempo reír y estar alto? Quien se cierne
sobre las más altas montañas se ríe de todas las tragedias de la escena y de la
vida”
(Zaratustra: Del leer y
escribir)
Por: Samir Alarbid.
Universidad Católica Cecilio Acosta
Cuenta oficial Twitter: @samiralarbid
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