La
inteligencia artificial al tratarse de una creación de la racionalidad humana,
puede ser abordada en su totalidad desde la filosofía. Sin embargo, los tópicos
a ser considerados son: lógica, lenguaje y ética. El término «compresión» es
clave para reflexionar sobre el fenómeno de la inteligencia artificial (IA).
Ahora
bien, ¿el acto de comprender es exclusivo de los humanos o, puede una (IA)
llegar al acto de la compresión?, lo que en filosofía se entiende como acto de
compresión es el proceso interhumano de interpretación -hermenéutica- de las
estructuras subjetivas y objetivas de la experiencia humana, la compresión es
netamente un diálogo lingüístico y extralingüístico con el mundo en el que
estamos inmerso. Sin embargo, ¿podrá la inteligencia artificial integrar estos
conceptos? ¿puede la máquina pensar, comprender y aprender? Desde la filosofía
de la mente se ha de responder a estas interrogantes. Filósofos como A. M.
Turing en «¿Pude pensar una máquina? (1947)», Hilary Putnam en
su ensayo «Mentes y Máquinas (1960)» y Donald Davison
con «La Mente Material (1974)» han desarrollado
investigaciones importantes sobre este tema.
El
problema radica en que al parecer es posible que las (IA) pueden imitar la
mente humana; de ser así, entonces se estaría infiriendo la tesis de que los
efectos neuro-psíquicos que a través de la percepción provoca el mundo físico
en los seres humanos, los pueden aprehender las (IA). Percepción, aprendizaje y
conducta humana serían las principales habilidades de estas nuevas tecnologías.
Los asistentes virtuales como Siri, Alexa, Cortana y Google Assistan,
están desarrollando de forma apresurada niveles cada vez más avanzado de
diálogo con los usuarios.
Es
evidente que se está suscitando una revolución en la forma cómo en la actualidad
se interactúa con estas «nuevas tecnologías». La complejidad que representa la
compresión del lenguaje natural utilizado por la mente humana representa un
gran desafío para los asistentes que funcionan con (IA), sin embargo, los
algoritmos usados por las «máquinas» transforman, con cierto sentido lógico,
estas estructuras lingüísticas de la mente humana a través del reconocimiento
de voz. Estas nuevas formas de diálogo hombre-máquina están generando, sin duda
alguna, grandes beneficios a nivel médico, educacional, industrial y doméstico.
El
principal problema que tiene enfrentar la IA es que el mayor número de personas
posible la comprendan, de este modo, la gente se sentirá en menor medida,
amenazada por lo que representan las IA que en la actualidad se están
desarrollando. Las IA están cambiando la forma en que usamos la computadora y
el internet, porque lo es una realidad en este momento. Su importancia radica
en el potencial que pueden generar en las diferentes áreas donde se desenvuelve
la actividad humana que van desde sus aplicaciones en la vida cotidiana como en
aquellas áreas donde se prestan diferentes tipos de servicios a gran escala,
por ejemplo, en el sector de las telecomunicaciones y medios de
entretenimientos, servicios financieros, educación a distancia, sector salud,
transporte público o privado, entre otros.
Hay dos
ámbitos en los que las IA son una innovación tecnológica, por una parte, la IA
generativa que nos abre al mundo de la creatividad y la segunda la IA analítica
y predictiva que ayuda a organizar el mundo que nos rodea. Las aplicaciones de
las IA pueden ayudar a una diversidad de problemas con mayor velocidad de lo
que en años anteriores tomaría un tiempo prolongado. Es un hecho que las IA
están procesando el Lenguaje Natural cada vez con mayor eficiencia por lo que
ya hacen un gran número de tareas y procesos que generalmente requerían de la
inteligencia humana. El crecimiento de compras ‘on line’ y vía
telefónica reciben grandes beneficios de estas tecnologías que son capaces de aprender
y perfeccionar el análisis de grandes volúmenes de datos porque lo que las
empresas que lo emplean ganan eficiencia para resolver incidencias múltiples.
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